López Obrador se mueve al centro
Por Ciro Gómez Leyva
Andrés Manuel López Obrador le ganó de calle el domingo a la pesada y poco confiable maquinaria del PRD, que a las diez de la noche no era capaz de cerrar una votación de 300 personas para elegir presidente y secretario general.
Mientras los perredistas se empujaban y hacían fintas, López Obrador protagonizó en el Auditorio Nacional el que quizá haya sido su mejor acto desde 2006. Lógico, las páginas de internet y los noticieros de radio y televisión fueron para él.
Pero más allá de la anécdota y el ritual al presentar su Proyecto Alternativo de Nación, la nota estuvo en el discurso. Sin perder la beligerancia de la que ya no podrá desprenderse, López Obrador dio lo que parece ser un paso al centro.
Por supuesto que la guerra contra el crimen de Felipe Calderón tenía que ser calificada de “estúpida”, pero se cuidó al hablar de un retiro gradual del Ejército y la Marina. Por supuesto que planteó cambiar la política económica, pero lo que propuso fue un “Estado de Bienestar”. Por supuesto que criticó a los medios, pero no con el encono de costumbre. Y prometió televisión para Carlos Slim y telefonía móvil para Televisa.
Podrá decirse que jugó como siempre para su grada: golpe a Elba Esther Gordillo, “limpiaremos al gobierno de corrupción”, “bajaremos el precio de las gasolinas”... Pero me quedo con frases que marcan una diferencia. Ya no fue “primero los pobres”, sino “se atenderá a todos, se respetará a todos, pero se dará preferencia a los pobres y desposeídos”.
López Obrador va en serio. Sabe que hablándole sólo a sus duros, no llegará muy lejos.
Por eso, creo, ayer habló como no lo hacía desde hace siete años.
Desde antes del desafuero.