Mandan a la fosa a Bours
Pues con todo y su arrogancia y soberbia que lo caracteriza, sucedió hace pocos días en 
el Punto de Revisión Carretero (Precos) en las cercanías de la desviación a Querobabi, fue enviado a revisión de su equipaje y vehículo nada más y nada menos que el ex gobernador, Eduardo Bours Castelo.
Cuentan quienes lo vieron, durante la tarde del pasado jueves, que algo trató de discutir con el joven oficial del Ejército que lo interrogaba, aparentemente en forma altanera haciéndole mención de su condición de ex mandatario estatal, pero ni así fue posible que el elemento castrense diera marcha atrás en su determinación de enviarlo al área de fosas para la revisión del automóvil y para que abriera y mostrara el contenido de algunas de las maletas que llevaba; al momento de los hechos aparentemente era acompañado de su esposa, doña Lourdes Laborín de Bours, quien en todo momento se mantuvo callada y atenta a las indicaciones de los militares.
Lo curioso fue que el auto con los escoltas de Bours Castelo pudo librar el puesto de revisión sin mayor bronca, motivo por el cual debieron esperar algunos minutos a que su patrón saliera del área de revisión.
Por supuesto, una vez concluida la revisión de rutina que se hace en casos de personas y vehículos sospechosos, Bours Castelo salió del lugar mentando madres y rayando el carro, pero eso sí, ya una vez que había avanzado unos doscientos metros del lugar, no fuera a ser que por grosero le dieran un tratamiento más duro importándoles un comino que haya sido Gobernador.
Ni hablar, una vez más la vida le recuerda al arrogante ex mandatario que sus días de gloria han quedado en el pasado, y de que nunca como hoy hay gente que se regocija y pitorrea no sólo de su errante andar haciendo antesala en oficinas de encumbrados políticos a los cuales antes despreciaba, sino incluso de los reveses que recibe en su vida cotidiana, como lo fue este hecho inusual de que siendo quien fue, no hubo poder humano que lo salvara de ser revisado como cualquier ciudadano en un punto de revisión carretero.
Quizás para uno como triste mortal esto no implique mayor bronca, claro, siempre y cuando no lleves nada ilegal oculto, pero para un sujeto con la arrogancia y soberbia de quien aparentemente todavía no le cae el veinte de que ya no es autoridad y de que además fue despedido del cargo entre rechiflas y mentadas de progenitora por parte de una sociedad agraviada por sus abusos de poder y corrupción, que un elemento castrense le dé un trato común es algo realmente humillante y frustrante.

el Punto de Revisión Carretero (Precos) en las cercanías de la desviación a Querobabi, fue enviado a revisión de su equipaje y vehículo nada más y nada menos que el ex gobernador, Eduardo Bours Castelo.
Cuentan quienes lo vieron, durante la tarde del pasado jueves, que algo trató de discutir con el joven oficial del Ejército que lo interrogaba, aparentemente en forma altanera haciéndole mención de su condición de ex mandatario estatal, pero ni así fue posible que el elemento castrense diera marcha atrás en su determinación de enviarlo al área de fosas para la revisión del automóvil y para que abriera y mostrara el contenido de algunas de las maletas que llevaba; al momento de los hechos aparentemente era acompañado de su esposa, doña Lourdes Laborín de Bours, quien en todo momento se mantuvo callada y atenta a las indicaciones de los militares.
Lo curioso fue que el auto con los escoltas de Bours Castelo pudo librar el puesto de revisión sin mayor bronca, motivo por el cual debieron esperar algunos minutos a que su patrón saliera del área de revisión.
Por supuesto, una vez concluida la revisión de rutina que se hace en casos de personas y vehículos sospechosos, Bours Castelo salió del lugar mentando madres y rayando el carro, pero eso sí, ya una vez que había avanzado unos doscientos metros del lugar, no fuera a ser que por grosero le dieran un tratamiento más duro importándoles un comino que haya sido Gobernador.
Ni hablar, una vez más la vida le recuerda al arrogante ex mandatario que sus días de gloria han quedado en el pasado, y de que nunca como hoy hay gente que se regocija y pitorrea no sólo de su errante andar haciendo antesala en oficinas de encumbrados políticos a los cuales antes despreciaba, sino incluso de los reveses que recibe en su vida cotidiana, como lo fue este hecho inusual de que siendo quien fue, no hubo poder humano que lo salvara de ser revisado como cualquier ciudadano en un punto de revisión carretero.
Quizás para uno como triste mortal esto no implique mayor bronca, claro, siempre y cuando no lleves nada ilegal oculto, pero para un sujeto con la arrogancia y soberbia de quien aparentemente todavía no le cae el veinte de que ya no es autoridad y de que además fue despedido del cargo entre rechiflas y mentadas de progenitora por parte de una sociedad agraviada por sus abusos de poder y corrupción, que un elemento castrense le dé un trato común es algo realmente humillante y frustrante.