AJEDREZ POLITICO, JUEGOS DE PODER
Continuación ( parte 4 de 8 )
Y por encima de la que ya se pronosticaba como la presidencia del PRI amarrada para
Emilio Gamboa, y aún con el rechazo de la dirigente en funciones Beatriz Paredes, el coahuilense de 45 años se sentó a la mesa a negociar lo que hacía falta y se instaló en marzo del 2011 como jerarca nacional del PRI.
El pacto con La Maestra estaba consumado. Ella tenía a uno de los suyos al frente del PRI y Enrique Peña Nieto a Elba Esther Gordillo de su lado. Primero para ganar las elecciones del Estado de México… y en el 2012, para la presidencial.
Carlos Salinas, entretanto, respiraba más tranquilo. Si Enrique Peña Nieto podía mantenerse hasta la recta final qué mejor. Su popularidad lo respaldaba. Pero si se repetía la desventura de Arturo Montiel, ya se había habilitado a un “Plan B”.
EL PEÓN SE VUELVE ALFIL
Desde que se instaló en la presidencia del PRI, Humberto Moreira marcó la diferencia en el estilo personal de conducir al partido.
Del corte institucional y diplomático que manejaba Beatriz Paredes se pasó a uno más popular, relajado, contestatario y hasta de confrontación con el poder.
Célebre fue su primera aparición en un debate televisivo con los presidentes del PAN, Gustavo Madero, y del PRD, Jesús Ortega. Con tarjetas de maestro, fue rebatiendo todos los puntos de sus rivales. Había hecho la tarea.
Pero la primera muestra de operación política se dio a menos de un mes de su llegada al PRI con la selección del candidato del Estado de México.
Con las apuestas a favor de Alfredo del Mazo Jr. y de Luis Videgaray, Humberto Moreira terminó de operar de la mano de Enrique Peña Nieto y de Elba Esther Gordillo la candidatura del tercero en la lista: Eruviel Ávila.
Y no se equivocaron. El dos veces presidente municipal de Ecatepec, del mismo corte popular y social que el presidente nacional del PRI, terminó imponiéndose por un margen histórico a sus rivales del PRD, Alejandro Encinas, y del PAN, Luis Felipe Bravo Mena.
La cereza en el pastel electoral con el que debutó el coahuilense al frente del PRI fue la victoria tricolor en la muy competida elección de Nayarit. Ahí sí no existía un Peña Nieto. El trabajo estaba acreditado.
El retorno de La Maestra y el nuevo liderazgo de su pupilo Humberto Moreira, aunados al carisma mediático de Enrique Peña Nieto, comenzaban a rendir sus frutos. Se revertían las derrotas del 2010.
Pero aún antes de la elección del Estado de México, los desencuentros entre las cúpulas priistas eran evidentes. Sobre todo entre Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto.
Rivales en sus aspiraciones por la candidatura presidencial priista para el 2012, el líder de la bancada tricolor en el Senado y el gobernador mexiquense terminaron confrontados en sus posiciones frente a las reformas legislativas.
Para Manlio Fabio Beltrones eran impostergables para agilizar no sólo la gobernabilidad, sino la modernidad. Para Enrique Peña Nieto hacían falta adecuaciones que las hicieran más efectivas
CONTINUARA MAÑANA